domingo, 22 de julio de 2012

POLÍTICOS CORRUPTOS


En general, el diccionario de la RAE define corromper como echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo; corrupción como un vicio o abuso introducido en las cosas, y corrupto como dañado, perverso o torcido.

En tal sentido, quienes son corruptos o corrompidos son quienes han viciado, dañado o torcido valores, principios o comportamientos positivos que en algún momento tuvieron.

La experiencia nos enseña que hay diversos factores que propician la aparición de actitudes o personas corruptas, dentro de las cuales destacan la fama y el poder.

No es difícil apreciar cómo surgen artistas, deportistas, funcionarios y también políticos que van degradando los valores y principios con los que antes de la fama y el poder se habían conducido, todos de muy buena fe.

Claramente, no todas las personas viven este fenómeno, pero los que sí lo experimentan y no tienen encandilamientos equivalentes, la mayoría de las veces buscan perpetuarse en su posición de privilegio, como sea.

De ahí viene, por ejemplo, la crisis política en Chile y varios países, dado que los que tuvieron cierto liderazgo se niegan a cederlo a otros con ideas frescas o con la energía necesaria para aportar en la solución de las necesidades concretas de la población.

La respuesta a tal problemática la dio, en parte, Diego Portales, el que -inspirado en culturas clásicas como la griega- conocidamente propugnó por que los estados fueran gobernados por los hombres más probos y sabios existentes en la sociedad.

Sin embargo, lo que don Diego olvidó, quizás por lo ocupado que lo tenían ciertos beneficios comerciales que obtuvo en su época, fue un factor adicional, de alto dinamismo, para que el sistema funcionara: La competencia política.

En efecto, existiendo un permanente riesgo electoral de que, en el ejercicio de cargos públicos y de dirigencias partidistas, los malos políticos sean reemplazados por otros, tal situación será un incentivo importante para tender a una mayor calidad y una mayor preocupación por intereses no particulares.

Por ello, medidas como la eliminación del sistema binominal aparecen como necesarias para obtener esta mejora permanente de la política en Chile, en la que la aparición de nuevos rostros aún no corrompidos no sea taponeada por quienes no tengan -o hayan dejado de tener- el talento de promover el bien común.

Los talentosos habrán de sobrevivir, los demás no, tal como mayormente ocurre en las artes y los deportes.