¿Acaso no vinimos al mundo para eso? ¿Acaso no es el motor de nuestra especie?
Cualquiera sea el objeto de dicha fuerza, siempre está ahí. Algunos la sienten respecto de sí mismos, otros viven por sus hijos, por su familia, por su pareja, por su trabajo o por una afición incluso. O por todas las anteriores, o por algunas.
Pero siempre es el amor el que está ahí, motivando, sacando fuerzas insospechadas, devolviéndonos la locura perdida, perdonando y llegando a rincones inexplorados de lo que algunos conocen como alma.
No existe solo un día para ello. En los seres humanos, la vida entera es el amor mismo.
Otra cosa es que nos demos cuenta, o que queramos aprovechar los momentos o no, o que busquemos mejorar para amar plenamente y dejarse amar también.
Hablar de amor es cursi, de acuerdo. Pero ignorarlo es despreciar la naturaleza humana.
Feliz vida del amor.
